jueves, 5 de noviembre de 2009

Acá dejo lo que empecé a escribir de mi ensayo. Para el que no sabía, finalmente me decidí por el tema Turismo como actividad económica y cultural, tomando como base (y contrastando) el texto de Diego Tatián.

“Un mundo en el que hay cosas, lugares y hombres que encontrar, en el que hay sitios por visitar y conocimientos que adquirir es un mundo donde tiene lugar los viajes, que por consiguiente, ya no son viajes (…) Viaje es el que se hacía en busca de un lugar inexistente o desconocido (…)”.
Así comienza su artículo Diego Tatián titulado “Contra el turismo” que fue publicado en el diario La voz del Interior en el año 2001.
Puede ser que hoy en día, por desarrollo y el avance de la tecnología, nos podamos mover desde un lado del mundo hacia otro con el simple acto de sentarnos frente a una computadora o un televisor. Es cierto que lo totalmente desconocido cada vez se extingue más. Pero a pesar de esto, no creo que pueda dejar de utilizarse el término Viaje para referirnos al acto de desplazarnos físicamente desde nuestro lugar de origen (o desde cualquier otro), hacia otra zona, por más conocida que sea.
¿Acaso si no me dirijo hacia lo desconocido no puedo considerar que esté viajando?
La crítica de Diego Tatián, obviamente, cae directo sobre la actividad turística. La define como una actividad que daña el mundo, al punto de comprarla con la guerra: “La guerra y el turismo están destruyendo el mundo en dos sentidos diferentes y opuestos: las primeras en un sentido material y el segundo en un sentido imaginario y simbólico, pues consuma de la manera mas contundente la perdida de la experiencia”
Desde ya me declaro en contra de esta idea y pasaré a explicar el por qué de esta oposición.
El autor, desde mi punto de vista, esta tomando una posición totalmente conservadora. El mundo se desarrolla continuamente, lo que implica que todo, de una forma más rápida o lenta, también con el paso del tiempo lo haga.
Que las formas de viaje hayan y estén cambiando no quiere decir que éste haya perdido valor e importancia, solamente se lo valora desde otro punto de vista. Y aunque hoy haya otra visión de lo que Diego Tatián denomina viaje, éste sigue siendo tan placentero como lo ha sido antes y calculo que seguirá siendo.
Tampoco comparto la idea de que se haya perdido la experiencia. Todo viaje implica una experiencia, más allá de que no quede plasmada en un libro de viaje o algo por el estilo. Hoy lo que más se usa es que esa experiencia quede grabada en una cámara digital para luego transferirlas a la computadora y, en algunos casos, luego convertirlas en fotos en papel. Pero porque no este escrita de puño y letra no creo que no se lo pueda considerar como experiencia.

martes, 29 de septiembre de 2009

Carta nº 3

Buenos Aires, Septiembre de 2009

Querido Ezequiel:

Para empezar y que no haya mal entendidos, quiero aclararte que aunque entiendo tus argumentos y tu postura, que por supuesto la respeto, me niego a compartirla.
Si bien estás acertado en algunos puntos, como el hecho de que la invención de la birome trajo consigo muchas virtudes, hay una cosa que debo resaltar en la que estás equivocado: yo no pertenezco a ninguna empresa o corporación, ni a ningún tipo de organización que tenga objetivos relacionados con el aumento de ingresos o de capital. Soy solo un lápiz que habla en representación de todos los lápices del mundo que nos sentimos abandonados y reemplazados.
No te das una idea, Ezequiel, de lo feo y triste que se siente ver que a medida que pasa el tiempo cada vez vamos quedando más y más en el olvido.
Yo no estoy luchando para que se genere una competencia entre la birome y nosotros, o para que los chicos elijan entre uno u otro, solo quiero que no nos dejen a nosotros, los lápices, olvidados cabeza abajo en algún lapicero en desuso.
Igualmente, quiero contarte, que después de leer tu carta estuve pensando mucho tiempo y llegué a una solución: yo creo que puedo tener el mando y estar en el podio del uso de los chicos hasta los doce años, etapa primaria. Luego, cuando entren en la etapa secundaria de la educación, delego ese poder a la birome para que continúe acompañando y ayudando a los estudiantes.
De esta manera, ambos estaríamos en constante trabajo y no entorpeceríamos el desempeño del otro, a la vez que ayudaríamos al desarrollo escolar de los chicos.
Sin dudas me parece una buena idea que nos beneficia a todos.
Sin más que agradecerte por tus sabias palabras, me despedido saludándote atentamente.

El Lápiz.

viernes, 7 de agosto de 2009

APENAS UNA PRIMER PARTE DEL PROYECTO

Seis de la tarde. Hora pico de un viernes en el que en plena Avenida 9 de Julio esquina Corrientes peatones, autos, colectivos y alguna que otra moto, transitan cada cual en su historia, cada cual en su mundo. Sin embargo todos ellos tienen algo en común. Ese apuro para movernos y desplazarnos que nos caracteriza a la gran mayoría de los porteños. Apuro tal vez por llegar a ningún lado. Solamente apuro, pero que cuesta mucho desconectarse de él y dejarlo a un lado.
Los ejecutivos caminando se mezclan entre si, se chocan los hombros de los que van con los que vienen, pero ni siquiera se detienen a cruzar una mirada y pedirse disculpas.
Se les nota en la cara el cansancio (típico de un viernes a esa hora). Con sus ceños fruncidos transmiten, aunque no quieran, que algo les preocupa. Es muy difícil saber qué. Tal vez no sea nada y solo llevan la cara de preocupación para no desentonar con lo que predomina alrededor.
Pero no todo es gente de oficina en una cuidad donde lo heterogéneo es lo que abunda. En la multitud se distinguen coloridos grupos de adolescentes que contrastan claramente con el gris predominante de los trajes. Muchos de aquellos se concentran en uno de los restaurantes de comidas rápidas más conocidos a nivel mundial ubicado en la nombrada esquina porteña. Intercambian alguna que otra carcajada, decoran de alegría el aire contaminado, y a pesar de eso muchas veces por su caminar lento y por ocupar gran parte de la vereda son considerados una molestia por los apurados de siempre.
No faltan quienes, sobretodo en esta época en la que parecería que nuestra vida está atada y depende de un aparatito electrónico no mas allá del tamaño de la mano, caminan con su teléfono celular prendido a su oído. Algunos lo hacen de una manera discreta, otros a los gritos pelados obligando a lo demás a participar de manera involuntaria en su conversación.
Son los mismos que caminan y cruzan la calle distraídos haciendo sonar de forma brusca las fuertes y penetrantes bocinas de los transportes. Pero poco les importa.
Ojo, no hay que dejar afuera a aquellos que manejando van hablando por celular, lo que es una de las causas más importantes de accidentes de tránsito.
Justamente eso me recuerda, haciendo un paréntesis, a una propaganda plasmada en uno de los gigantes carteles publicitarios que se ven sobre la autopista el cual decía: “Te morís por atender”. ¡Que gran verdad! ¿No?
Pero continuando con la escena típica del anochecer de un día agitado (¡Qué gran tema de The Beatles!), ¿cómo olvidarse de ellos? Si se paran delante de nuestros autos en los semáforos, tirando pelotitas o palos al aire intentando sacarnos una sonrisa (siempre acompañada con una moneda en lo posible) y sin embargo son invisibles para nosotros. Envueltos en el frió que hace unas semanas hizo pie en nuestra querida pero a veces odiada Capital y en una gran resignación, ya no esperan nada de la vida… ¿esa resignación se habrá dado con el tiempo o habrá pasado algo determinante que hizo cambiar total y definitivamente su actitud frente y para con la vida? No lo sabemos. Podríamos averiguarlo, pero tal vez en otra ocasión.

DÍA DOS

Cuantas cosas me pasaron en estos quince o veinte días, sinceramente perdí la cuenta. Podría colgarme horas y horas hablando de todas esas cosas, pero prefiero despejarme y meterme de lleno en el proyecto.
Finalmente terminé de leer “Esperando a Godot”. Me pareció una buena obra que deja abiertos muchos interrogantes, aunque honestamente se vuelve un tanto reiterativa y nos deja con un gusto vació en cuanto a su final.
Sin dudas el tema principal de dicha obra se centra en la espera. Yo creo que todos consciente o inconscientemente siempre esperamos algo. Y eso fue mi fuente de inspiración para el proyecto que voy a encarnar en la ficción, el cual se va a centrar en la historia de una mujer, una abogada muy exitosa que parece tenerlo todo, pero que sin embargo se siente vacía, como esperando siempre algo.
La espera es el punto de relación con la obra de Samuel Beckett, pero en el caso de mi proyecto voy a plantear un final diferente, tal vez un poco triste, pero que para mi es algo que hay que tener presente siempre.
Planteado esto voy a dejarme llevar por mi imaginación (influenciada por el autor) y comenzar a elaborar mi proyecto narrativo.

Proyecto Narrativo - Día Uno


Después de tomarme los primeros cinco días de estas vacaciones para ponerme al tanto visitando familia y amigos, que ya hacía tiempo no veía, hoy con mucho frió pongo la pava y emprendo mi viaje por los territorios.
Inmediatamente recuerdo uno de los últimos encuentros que tuvimos con el Taller en el que nos dedicamos a ojear un poco cada uno de ellos. Ese día el que mas había llamado mi atención había sigo “Guerra”, pero no me quise dejar llevar por ese amor a primera vista y dispuse hoy darle una leída a los demás.
Los primeros en descartar fueron Ranquel y Misiones. Una simple ojeada bastó para dar cuenta de que mi viaje no iba a tener como destino tales territorios.
Mi elección estaba claramente entre China- Japón, Mito y Guerra.
En un momento se me cruzó la idea de que un posible modelo de trabajo sería combinar aspectos de cada uno de ellos (cosa que la profesora dijo que se podía hacer), pero inmediatamente pensé: ¿para qué engañarme a mí misma si desde un primer momento supe y quise que mi trabajo esté basado en Guerra? Sí, aquella profecía de “amor a primera vista” finalmente se cumplía.
Tome nuevamente el texto y decidí leerlo de manera mas detenida y profunda, para ir formando la idea final de mi proyecto.
Llegando al final del territorio (precisamente en la mitad del fragmento “Esperando a Godot”), mi cabeza hizo un clic y se dio cuenta de lo atrapada que estaba en tal fragmento. Así que sin más que pensar me propuse leer la obra de Samuel Beckett completa y que de ahí surgiría mi idea final.
Mañana por la mañana (no muy temprano porque uno de los lemas de mis vacaciones es hacer fiaca a la mañana), agarro mi bufanda y mis guantes y salgo a desafiar al frió en busca de “Esperando a Godot”.

martes, 5 de mayo de 2009

Experiencia de escritura

Mi relación con las escritura empezó allá, por el 2001, cuando con una de mis amigas, la mejor en su momento, todos los sábados a la tarde nos reuníamos, ya se en su casa o en la mía, para jugar a diferentes cosas como cualquier chico. Pero sin dudas lo que mas nos gustaba era lo que en su momento llamábamos “la maestra”. Y fue de este simple juego que se desprendió lo que hoy titulo mi primera experiencia con la escritura, ya que a partir de él, escribir cuentos fue desplazando al resto de los juegos hasta convertirse en la causa principal de nuestras juntas. Tanto nos gustaba que fuimos formando una especie de carpeta, donde archivábamos nuestras fantasiosas e inocentes producciones.
Sin siquiera detenerme a pensarlo, esta situación me marco, ya que fue la primera vez que la escritura nacía de mi interior, sin estar condicionada por una tarea para el colegio.
Unos años mas tarde, precisamente seis, tuve mi segundo encuentro significativo con la escritura. Fue en el colegio, cuando tuve que hacer un trabajo en el cual tenía que escribir 5 momentos importantes de mi vida, dando una pequeña reseña de cada uno de ellos.
Fue una experiencia rara, que tuvo su parte alegre y su parte triste, ya que tuve que recorrer mi vida en reversa pasando por todo, lo lindo y lo feo, lo feliz y lo no tanto.
Un año mas tarde, mi entonces profesora de literatura, nos invitó a formar parte de un taller de escritura que solo duraba unas pocas semanas. Una de las consignas a cumplir tenía como objetivo conocer más acerca de la familia de cada uno. Fue gracias a aquella, que no solo conocí muchas cosas más de mi círculo familiar, sino que pude pasar tardes visitando primos, tíos y demás. Pero sin dudas lo mas emocionante de esa consigna, fue que un breve resumen de la historia de mi familia pudo quedar sentada por escrito, para que cualquiera de nosotros en esos domingos familiares en la casa de mi abuela pueda recurrir a ella para recordar viejos tiempos.

Islas Malvinas

Podría haber elegido cualquiera de los documentales o actos que suelen aparecer en los medios en esta época, si embargo decidí quedarme con el film de Tristán Bauer “Iluminados por el fuego”.
Se trata de un film que refleja el infierno cotidiano que debieron atravesar aquellos adolescentes de alrededor de 18 años, muy mal preparados y peor equipados, que fueron llevados sin lugar a elección alguna a combatir en las islas contra uno de los ejércitos más fuertes del mundo.
La trama se centra en la historia de Esteban Leguizamón, un ex combatiente y ahora periodista que luego de recibir la dura noticia de que uno de sus compañeros de lucha y amigo se encuentra en estado de coma por haber intentado suicidarse, decide navegar en el tiempo y en su memoria, trayendo a la actualidad de su vida aquellos recueros dolorosos y crueles de lo vivido en guerra. Y es precisamente esto lo que lo lleva a volver a las islas para tratar de cerrar una herida, que como todos sabemos, es muy difícil de cerrar…por no decir imposible. Esto se ve en las cifras que fueron apareciendo a medida que la guerra quedaba más lejos en el tiempo, pero siempre firme en nuestras memorias. Es que el número de muertes por suicidio terminada ella supera ampliamente a aquellos que dejaron su cuerpo, alma y vida durante el combate.
Es algo muy difícil de pensar y más que nada de entender, que los encargados de representar y defender a un país, nuestro país, hayan sido jóvenes, adolescentes con escasa experiencia de vida.
Desde mi punto de vista, “Iluminados por el fuego”, hace algo mas que mostrar la experiencia de un ex combatiente, nos lleva también a la reflexión, haciéndonos ver todos los hechos con otra mirada, con los ojos de quienes fueron sus principales victimas.
Para terminar y tratar de ponernos solo por un minuto en la piel de quienes tuvieron que volver a casa siendo héroes, aunque con la derrota a cuestas, elegí un pequeño fragmento, una conclusión que cuenta el protagonista:
“…a pesar de nuestro esfuerzo, del valor de algunos y del coraje de nuestros pilotos que con sus aviones se habían arrojado sobre la flota inglesa, la improvisación, el sadismo y la traición de quienes habían torturado a su propio pueblo, nos habían llevado a la derrota.
Los ingleses no necesitaron disparar las armas nucleares que traían en sus barcos. Con el apoyo de la OTAN y la ayuda norteamericana, basto para adueñarse de un territorio que no les pertenece. Se apoderaron una vez más de nuestras islas. Festejaron sobre nuestra sangre. Nosotros enterramos a nuestros muertos y derrotados volvimos al continente. Nos impusieron un pacto de silencio. ¿Por qué no hablar de Malvinas? ¿Para quién fuimos héroes? ¿Quien saludaría nuestro regreso…nuestro volver a la vida?
Al llegar a mi casa esperaba los pasacalles, a la gente recibiéndonos con abrazos y llanto. Un perro ladraba en la noche vacía, y al fondo de la calle solo mi madre me esperaba con su abrazo…”