martes, 29 de septiembre de 2009

Carta nº 3

Buenos Aires, Septiembre de 2009

Querido Ezequiel:

Para empezar y que no haya mal entendidos, quiero aclararte que aunque entiendo tus argumentos y tu postura, que por supuesto la respeto, me niego a compartirla.
Si bien estás acertado en algunos puntos, como el hecho de que la invención de la birome trajo consigo muchas virtudes, hay una cosa que debo resaltar en la que estás equivocado: yo no pertenezco a ninguna empresa o corporación, ni a ningún tipo de organización que tenga objetivos relacionados con el aumento de ingresos o de capital. Soy solo un lápiz que habla en representación de todos los lápices del mundo que nos sentimos abandonados y reemplazados.
No te das una idea, Ezequiel, de lo feo y triste que se siente ver que a medida que pasa el tiempo cada vez vamos quedando más y más en el olvido.
Yo no estoy luchando para que se genere una competencia entre la birome y nosotros, o para que los chicos elijan entre uno u otro, solo quiero que no nos dejen a nosotros, los lápices, olvidados cabeza abajo en algún lapicero en desuso.
Igualmente, quiero contarte, que después de leer tu carta estuve pensando mucho tiempo y llegué a una solución: yo creo que puedo tener el mando y estar en el podio del uso de los chicos hasta los doce años, etapa primaria. Luego, cuando entren en la etapa secundaria de la educación, delego ese poder a la birome para que continúe acompañando y ayudando a los estudiantes.
De esta manera, ambos estaríamos en constante trabajo y no entorpeceríamos el desempeño del otro, a la vez que ayudaríamos al desarrollo escolar de los chicos.
Sin dudas me parece una buena idea que nos beneficia a todos.
Sin más que agradecerte por tus sabias palabras, me despedido saludándote atentamente.

El Lápiz.